RENOVARSE O MORIR.



Era Remigio Meroño 
un tipo bastante ñoño
que hablaba tan remilgado 
como en el siglo pasado.

Cuando a chatear se pone
se horroriza y descompone;
esas “kas” abominables
le resultan infumables.

La gente ahorra las letras, 
¡ni que costaran pesetas!
¿qué trabajo supondría 
esmerar la ortografía?

A algunas chicas las deja 
con la mosca tras la oreja:
aunque con ganas le atienden
ni media palabra entienden.

Así que al fin ha pensado
que es él, que está trasnochado…
y que si quiere ligar
se debe modernizar.

Se ha apuntado a una academia
donde la ignorancia reina
y aprende de los colegas 
mazo de palabras nuevas.

De todos los interfectos 
ha copiado los defectos.
la jerga ya la domina: 
¡el éxito se adivina!

En efecto, ahora Remigio
tal habla que es un prodigio;
sus excelentes maneras
no son ya más que quimeras.

Pues es soez y ramplón  
como si fuera un melón,
usa tacos a destajo 
con bastante desparpajo…

Y, llegado este momento, 
se da cuenta tan contento
que con burdas groserías, 
se liga más todavía.

Ya no resulta anticuado
ni  caduco, ni pasado,
en aras de lo moderno 
va, de cabeza, al averno:

Pateando el diccionario, 
perdiendo vocabulario…
¡Ahora ya es un tío normal
porque se expresa fatal!




2 comentarios:

  1. No podía falotar una crítica gramatical a la sociedad y, sobretodo, a los jovenes que cada vez son más analfabetos. Cosa que a mí, personalmente, me llena de ira. Muchos de nuestros ancianos fueron analfabetos porque en la sociedad que vivieron no había la posibilidad para una educación escolarizada, además el régimen dictatorial y esclesiástico existente contribuía a ello. Hoy en día, éste nivel de analfabetismo es simplemente por vaguedad. Aunque el régimen democrático y láico, en éste caso, también contribuye a ello

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