COVID

 Confinada en mi fortín,

lejos de la urbe ruidosa,

no se me ocurre otra cosa

que escribir algo, por fin.

A ratos cuido el jardín

o me dedico a hacer pan,

una mouse, helado, flan

o trabajos manuales,

asuntos más bien triviales,

que tampoco son mal plan.


Y es que pretendo evitar

un contagio innecesario,

es por eso que a diario

me mato a desinfectar

todo lo que he de tocar.

Uso mascarilla y gel,

y no traspaso el dintel

de la puerta de mi casa,

así, entre cuece y amasa,

al virus no doy cuartel.


¡Vaya bicho malnacido

que nos tiene en jaque mate!,

el ánimo nos abate

y lo deja compungido.

A ver, ¿de dónde ha salido?

Estábamos tan felices

inflándonos a perdices

cuando apareció un mal día,

a robarnos la alegría

y a tocarnos las narices.



RUTINAS

 Por la calle deambula poca gente

bajo la tenue luz de la farola.

Vuelvo a reflexionar, me siento sola,

algo triste, marchita e indolente.

Dejándome llevar por la corriente

permito que me absorba la rutina;

tengo una vida insulsa y anodina

sin salir de mi zona confortable.

Si todo sigue así, será probable

que mañana también esté mohína

LA SIESTA

 Cuando calienta el sol en el verano

es tan plácido el rato de la siesta

que me suelo quedar algo traspuesta

resguardada debajo del manzano.

Se me resbala el libro de la mano

pero sigo en un mundo de ficción

a caballo entre el sueño y la ilusión:

en mi novela soy una heroína,

una intrépida bióloga marina

que salva al mundo de su destrucción.

VERSAR NO ES HACER VERSOS



Un verbo se repite por ahí
de modo equivocado, y es "versar",
no crean que es asunto baladí,
el algo que debemos aclarar
porque la cosa es seria.

Yo puedo ser versada en la materia
cuyo estudio me ocupa,
o leer un poema 
que verse sobre un tema
como física cuántica
o quizás el respeto a la semántica.

"Versifico" diré si lo que hago
es escribir en verso, como ahora,
por eso, sin demora,
la rectificación se me hace urgente:
dejemos de "versar", y la mejora
será más que evidente.

Emprendo mi cruzada:
defender el buen uso del idioma
sin saltar ni una coma.
¡Espero no salir muy malparada!

MI PERRO BONACHÓN

 Tengo un perro grandullón

que es un pedazo de pan,

tan fuerte como un titán,

de carácter bonachón.

Es más dulce que un bombón

aunque sea un malandrín,

sabe que me hace tilín

porque se porta muy bien,

cuando yo le grito: ¡Ven!

viene alegre y saltarín.