Por la calle deambula poca gente
bajo la tenue luz de la farola.
Vuelvo a reflexionar, me siento sola,
algo triste, marchita e indolente.
Dejándome llevar por la corriente
permito que me absorba la rutina;
tengo una vida insulsa y anodina
sin salir de mi zona confortable.
Si todo sigue así, será probable
que mañana también esté mohína
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