Esa música que suena me invita al movimiento
y muevo mis caderas casi sin tomar
aliento.
Me levanto de la silla, me paseo
por el salón
sacudiendo la cabeza, ¡excitante
sensación!
Parece que tengo alas pues me
siento levitar
la alegría me va invadiendo mientras
bailo sin parar.
Poseída por el ritmo se me olvidan mis
temores,
cimbreando las caderas, voy
calentando motores.
Y después de cuatro bailes, convertida
en huracán
parezco una furia viva y erupciono
cual volcán.
He salido de mí misma y me muevo
tan ligera…
¡Que ni sé cómo explicar sensación
tan placentera!
No me mires desde ahí, ya verás que
es divertido,
ponte a bailar como un loco, como
si estuvieras ido.
Déjate llevar sin miedo moviendo
todo tu ser
y disfruta alegremente de tan
inmenso placer.
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