Hoy el taller de escritura
ha llegado a su final,
me ha parecido genial
y por eso en la clausura
quiero hablar de la figura
de Irene, que fue crucial,
pues me supo motivar
para volver a escribir
expresando mi sentir
y luchando sin cuartel
con ese blanco papel,
que tanto me hace sufrir.
Elocuente y expresiva
es una oradora nata,
siempre simpática y, grata,
que se muestra comprensiva
si alguno mete la pata.
Con vosotros disfruté
cada verso y cada historia,
quedaréis en mi memoria,
por siempre os recordaré.
Que la prosa y la poesía
nos reúnan nuevamente
y que en el curso siguiente
podamos con alegría
celebrar su compañía.
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