TEJIENDO



Con pericia y con raudos movimientos,
—agujas que en tus manos cobran vida—
tú tejes tu labor muy decidida
y los dedos danzando van, contentos.
Mientras, dejas vagar tus pensamientos
divagas sin dolor, adormecida.
La tarea manual, tu preferida,
te regala los plácidos momentos.
La prenda va creciendo sin demora
y a la vez es trabajo relajante
que ejecutas con alta precisión.
Si con arte y con gracia se elabora
verás que el resultado es elegante
y te llena de gran satisfacción.
¡Menuda decepción,
si al probarte el jersey cuando lo acabas
no te queda tan bien como esperabas!

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