TUVE SUERTE

 


Transitando sin rumbo algún camino,

alejado del ruido y de la gente

meditaba y, absorta en mis pesares,

me tropecé contigo, ¡vaya suerte!


Nos miramos despacio, sin hablarnos

luego surgió un saludo y lo siguiente

vino rodando solo, fue tan fácil

que supe que sería para siempre.


Desde entonces la vida nos mantuvo

unidos por un lazo firme, fuerte;

anduvimos cogidos de la mano

con la ilusión de dos adolescentes.

DÍA DE LLUVIA

 




Atraviesa la bruma de coral

una gruesa pared, el aguacero

inunda la mañana y la derrumba.

Paraguas por la calle sin futuro

que alargan las siluetas hacia el cielo.

Los fantasmas humanos y divinos

marchan ajenos, dentro de sus pieles;

un trueno que retumba en el azul

rompe el silencio álgido del día.

Hormigas negras desde mi atalaya

serpean como ánimas dolientes.

LA GOLETA

 


La goleta dormía en la ensenada

con un dulce vaivén.  Y su madera

reposaba cansada y carcomida,

ajena al huracán y a la tormenta.

Pero los vientos fueron implacables,

ni atisbo de piedad tuvieron de ella,

desataron su furia destructora

y la esparcieron en las aguas negras.

La goleta dormía en la ensenada

ajena al huracán y a la tormenta.