LA GRIPE (OCTAVAS REALES)

Resignada y paciente hasta la muerte
postrada estoy, la negra pena vino
y aunque la cosa nada me divierte
no se puede luchar contra el destino.
Un virus me atacó, ¡qué mala suerte!
y ni acierto a pensar ¡qué desatino!
No me gusta el invierno con sus fríos,
con sus días tan grises y sombríos.

Pero yo venceré, por descontado
a esta nefasta gripe lacerante;
de momento un jarabe me he tomado;
¡me voy a reponer en un instante!
Y cuando de toser haya acabado
me sentiré lozana y rozagante.
Lo he de mirar de modo positivo:
me he quedado en mi casa y así escribo.




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