La lluvia cesó por fin;
ya salen los caracoles
a encaramarse a las coles
que cultivo en mi jardín.
También salió mi mastín
que se sentía prisionero,
pues yo, bajo el aguacero,
no quería que salies
para evitar que cogiese
un resfrío traicionero.
Ha llovido con tal gana
que todo quedó anegado;
el patio está empantanado
y yo, que soy holgazana,
tengo una inmensa desgana
de ponerme a la faena
¡pero está todo de pena!
no me queda más remedio,
¡ay!¡ qué aburrido, qué tedio!
Limpiar es una condena.
...
Leo el blog versomanía,
ResponderEliminarme descuadra, me trastoca,
sólo sale de mi boca:
madre mía, madre mía...
Muchas gracias, Rita, por venir con o sin tu guante.
EliminarLo del descuadre y el trastoque espero que sean en sentido positivo, pero la ambigüedad me deja en ascuas.
Un saludo cordial.
¡Me encantan el ritmo y la gracia que tienes!
ResponderEliminarPues muchas gracias. A mí me encanta que te encanten.
EliminarUn saludo muy cordial.