Tengo el arrojo de un tigre
belicoso y atrevido,
enérgico y aguerrido...
¡Ay de aquel que me denigre!
No conseguirá que emigre
porque este es mi territorio
y aunque no me vanaglorio
de ser el más destacado,
el mejor y el más osado,
mi carisma es bien notorio.
No os fiéis de mi apariencia
dócil, humilde y sumisa;
si salto de la cornisa
sabed que no es imprudencia
porque lo hago a conciencia:
ni me arredra la caída
ni malgastar una vida;
raudo me yergo de nuevo
y a cualquier cosa me atrevo
con voluntad decidida.
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