Sintiéndome
feliz como una niña,
al contemplar el sol crepuscular,
alejada de mí cualquier morriña,
al contemplar el sol crepuscular,
alejada de mí cualquier morriña,
recordaba momentos que, al
pasar,
en mi vida sembraron alegrías
y así seguí,
dejándome llevar.
A mi mente llegaron poesías,
versos
alados, nueva inspiración...
conducido por estas fantasías
el
gozo se instaló en mi corazón.
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