La tortura que me inflige
esta pitanza traidora
me castiga, me devora,
me desazona y me aflige.
Es un suplicio tan grande
la indigestión que origina,
que la mucosa me arruina
y la barriga me expande.
Preparé una pasta al dente,
rebosante de sofrito,
especiado y exquisito,
muy sabroso y contundente.
Quedó tan apetecible
cocinada con pericia
que comí con avaricia
de manera irremisible.
Sé bien que pequé de gula,
sin refrenar el instinto
tomando un buen vino tinto
que el apetito estimula!
Al terminar la lasaña
serví asado de cordero,
con tomillo y con romero
y dos copas de champaña.
Y ahora siento la acidez,
el reflujo y hasta el flato;
¡Si es que he rebañado el plato
con desmedida avidez!
Aún no contenta con eso,
de postre comí turrones,
mantecados, polvorones
y hasta una tarta de queso
Después, como colofón,
una taza de café,
pero con él me zampé
una trufa y un bombón.
En este mismo momento
hago acto de contrición:
esta será mi expiación.
¡Oh, cielos, qué sufrimiento!
No hay comentarios:
Publicar un comentario