DE QUIJOTES Y SANCHOS.



Hoy trato de escribir una semblanza
de un personaje que bien lo merezca,
aunque tampoco quiero que parezca
que en mi pensar alabo a Sancho Panza.

Intento, en vano, no glosar la danza
del molino, y un aspa que me ofrezca
la idea de que a sus manos no perezca
y que, a su vez, me llene de esperanza.

Hay que poner los pies sobre la tierra
sin expulsar del todo al buen Quijote
que cada uno dentro de sí encierra.

Y no temáis si os cuelgan algún mote,
peor le va a quien su alma entierra
e impide que su loco salga a  flote.



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