Buscando cualquier cosa en los cajones
abrí un estuche que yacía olvidado
ni recordaba lo que allí guardado
dejé hace tiempo por obvias razones.
Destapé la cajita con cuidado
sintiéndome feliz con mi tesoro
descansaba en sarcófago dorado
mi bella pluma de plumín de oro
Deslicé por su elegante lomo
una caricia tierna, enamorada
y le pedí perdón por relegarla
olvidando que fue mi fiel aliada.
Hoy el frío teclado sustituye
la línea de su trazo equilibrado
ya su sangre que era azul, no fluye
y creo que la tristeza la ha secado.
Qué mal pago te di, mi fiel amiga
hoy la tecnología va por delante,
¿No servirá de nada que te diga
que fuiste para mí algo importante?
Esos tesoros con valor tan especial amiga Era! Esos que nos llevan de la mano solo con abrir los cajones, como si fuesen puertas al pasado. Un placer venir a visitarte, siempre me llevo algún tesoro en la memoria amiga poeta, un abrazote como siempre.
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