EN CONTEMPLACIÓN





En la orilla me demoro 
contemplando ensimismado
el crepúsculo dorado, 
y, de nuevo, me enamoro.
El tiempo pasado añoro
cuando la vida reía,
inocente, pretendía
que todo se detuviese
y que nunca me invadiese 
la infausta melancolía.

Vengo a este mismo lugar 
si la angustia me amenaza
o la indolencia me abraza;
necesito ver el mar
tanto como respirar.
Al escuchar su sonido
largamente repetido,
me reanimo de tal suerte
que no temo ni a la muerte
y vuelvo fortalecido.

HOGAR, DULCE HOGAR

 


Mujer, en tu hogar sagrado,

feliz transcurre tu vida

trabajando complacida:

¡Es lo que siempre has soñado!


Es tu reino la cocina

donde alegre te realizas.

Las sartenes organizas

 con discreción femenina.


Con amor y sacrificio

le preparas a tu esposo,

con un talante gozoso

y vocación de servicio


algún complicado guiso, 

porque sabes que le gusta,

la faena no te asusta

y friegas contenta el piso


de tu casa, que impoluta,

mantienes abrillantada, 

bien pulida y arreglada:

Dedicación absoluta.


LAS APARIENCIAS ENGAÑAN



Tengo el arrojo de un tigre
belicoso y atrevido, 
enérgico y aguerrido...
¡Ay de aquel que me denigre!
No conseguirá que emigre
porque este es mi territorio
y aunque no me vanaglorio 
de ser el más destacado,
el mejor y el más osado,
mi carisma es bien notorio.

No os fiéis de mi apariencia
dócil, humilde y sumisa;
si salto de la cornisa
sabed que no es imprudencia
porque lo hago a conciencia:
ni me arredra la caída
ni malgastar una vida;
raudo me yergo de nuevo
y a cualquier cosa me atrevo
con voluntad decidida.