Por llevarte la contraria
defiendo lo indefendible
y con encono ostensible
me convierto en tu adversaria,
con tozudez temeraria.
Me da igual lo que me digas,
que hables de pan o de migas,
nunca estaremos de acuerdo;
que yo sé más, te recuerdo,
en tus trece no prosigas.
Y es que a mí no me da corte
contradecir, refutar,
debatir y litigar…
como si fuera un deporte.
Aunque el tema no me importe
o aunque tú tengas razón
-pues no es esa la cuestión-,
polemizar me fascina
porque me siento divina
imponiendo mi opinión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario