PEDRO Y PAQUITA (LA TERMITA)


Siguiendo a María José, con su permiso.



A la termita famélica
que horada mi mobiliario
sigo y persigo a diario
con un ansia maquiavélica.

Tengo paciencia de santo
y pocas cosas que hacer,
la haré desaparecer
y me ganaré un buen tanto.

Porque veo que mi mamá
anda ya desesperada
del spray siempre cargada
y sé que no parará.

Parece que escucho dentro
de esta pata su ruidito,
¡ya sé lo que necesito!
lo buscaré en un momento.

Este serrucho gigante
le he cogido a mi papá
sierro con gana y ya está
la pillaré en un instante.

Pero Paquita se oculta
y él va serrando las patas
con sus ideas insensatas
un buen destrozo resulta.

Su mamá pronto regresa
y encuentra el desaguisado
el sillón ha destrozado
y las patas de la mesa.

Ella queda boquiabierta
del soponcio que ha pillado
y Paquita se ha escapado
tan tranquila, por la puerta.

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