FUEGO Y CONTRICIÓN



Siento dentro de mi entraña
un ardor que me devora,
por lo que recuerdo ahora
que hoy he comido lasaña.


Con su tomatito frito
y la pasta bien al dente;
pero no he sido prudente
al no dejar ni un poquito.

Mas, ¡ay! qué buena que estaba
esta italiana delicia:
Era tanta mi avaricia
que, sin masticar, entraba.


Y mi estómago se queja
por culpa de la hernia de hiato,
¡si hasta he rebañado el plato,
que, de tan limpio, refleja!


Este fuego que me mata
me consume y me corroe,
el esófago me roe
y el abdomen me dilata.


Hago acto de contrición
en este mismo momento:
¡Oh, cielos, qué sufrimiento!
Esta será mi expiación.






4 comentarios:

  1. Me he llegado a tu blog,Eratalia, y verdaderamente me estoy comenzando a divertir muchísimo.

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  2. Pues no sabes lo que me alegro. Un abrazo.

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  3. Anónimo18:58

    Pues no veas, que yo he comido macarrones y me ha pasado tres cuartos de lo mismo, je je je. Es broma, pero como me ha encantado tu humor y tu poema vengo y te lo digo... que la acidez del tomate sí que se me ha sublevado alguna vez.
    Por cierto, no me he aclarado mucho a la hora de identificarme, pero este anónimo es un tal Alonso V.

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    1. Hola, Anónimo Alonso Vicente, qué gustazo "verte" por aquí (con los ojos de la imaginación)
      Muchas gracias por la visita y por el comentario.
      Abrazos.

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