al contemplar el sol crepuscular,
alejada de mí cualquier morriña,
Es la historia de la bruja
Curuja,
que, el día que la compró,
rompió
-puesto que era un poco boba-
su escoba.
Cuando al salir de su alcoba
se enganchó en una ventana,
como no era veterana,
¡Curuja rompió su escoba!
de gambas con gabardina?
¡Marchando!¡Oído, cocina!
¡verán qué buenas que son!
Y si el hambre aún les pica
yo les traeré otra remesa
untadas con mayonesa.
¡No han visto cosa más rica!
O unas gambas al ajillo
con un poco de picante.
O si quieren bogavante...
(yo les esquilmo el bolsillo).
Si prefieren un revuelto
con espárragos trigueros
y buenos huevos camperos
queda el asunto resuelto.
Y si no, unos langostinos
pasaditos por la plancha,
verán como les engancha
porque nos salen divinos.
¿Cuándo van a decidirse?
No les quiero meter prisa…
¡pero el cocinero avisa
de que es su hora de irse!
Volaré con alegría
y me dejaré llevar
al escribir mi poesía;
nunca me pondré a pensar
si es medida o desmedida,
si el acento cae en el par,
si gustará a los del foro
o me la criticarán...
Que era justo lo que hacía
hasta unos meses atrás,
que escribía como salía
tan feliz y tan capaz
de poner las tonterías
que mi musa me dictaba
y si así me divertía
lo demás poco importaba:
Lo mismo que estoy haciendo
tecleando estas bobadas
que me viene al magín
y salen que ni pintadas.
¿Esto es poesía? ¡Qué va!
Dirá alguno horrorizado.
Otro dirá ¡qué informal!
la poesía se toma a chufla
y eso está peor que mal...
Aquella se sonreirá
otra dirá que es un bodrio
y siempre habrá quien opine
que tengo un genio notorio...
Para gustos, los colores
y os diré una sola cosa:
que ha salido de un tirón
todo lo que escribo aquí
y que mi sola intención
es haceros sonreír.
Mientras asgo el pincel con mano firme,
el papel esperando ya en la mesa,
aletea en el aire la promesa
de que el Gozo sus puertas piensa abrirme.
El arco iris anida en mi paleta,
la hoja tensada ofrece su blancura,
culpable soy, ¡mancillo tanta albura..!
¿Lo haré bien? No lo sé, y eso me inquieta.
Quiero pintar los ríos, los alcores…
en un boceto trémulo que avanza,
pongo mi corazón y mi esperanza
en plasmar los reflejos y colores.
Fluyendo estoy, la vida se detiene,
somos uno, mi ser y la acuarela,
la fe en lograrlo, briosa me mantiene,
poco a poco el cuadro se revela…
Pájaros en la cabeza
y en el alma, poesía,
cabalgando la alegría
y huyendo de la tristeza.
Riéndome sin pereza
mientras los oigo cantar,
pues me ayudan a soñar.
Abriendo mis tenues alas
en las nubes hago escalas...
¡Con ellos quiero volar!