Siento dentro de mi entraña
un ardor que me devora,
por lo que
recuerdo ahora
que hoy he
comido lasaña.
Con su
tomatito frito
y la pasta
bien al dente;
pero no he
sido prudente
al no dejar
ni un poquito.
Mas, ¡ay! qué buena que estaba
Mas, ¡ay! qué buena que estaba
esta
italiana delicia:
Era tanta mi
avaricia
que, sin
masticar, entraba.
Y mi
estómago se queja
por culpa de
la hernia de hiato,
¡si hasta he
rebañado el plato,
que, de tan
limpio, refleja!
Este fuego
que me mata
me consume y
me corroe,
el esófago
me roe
y el abdomen me dilata.
y el abdomen me dilata.
Hago acto de
contrición
en este
mismo momento:
¡Oh, cielos,
qué sufrimiento!
Esta será mi
expiación.