Rememoro la fecha no
lejana
en la que me lancé a la
poesía;
sucedió así, sin más, en
un buen día
que de jugar con rimas
tuve gana.
Me senté pegadita a la ventana
y abordé la labor con
alegría
sintiéndome feliz cuando
escribía
bañada por el sol de la
mañana.
En poemas de estrofas muy
sencillas
—que a veces a la métrica
se ajustan—
ideas con palabras he mezclado.
De placer se arrebolan
mis mejillas
cuando alguno me dice que
le gustan.
¡Hoy la musa conmigo se
ha sentado!