Mi dedo
traza conciso
un corazón
cristalino
hago en mi
danza un inciso
hago un alto
en mi camino.
A mi amor me
ha recordado
la tenue
lluvia, al caer,
aquel amor
tan errado
que vi
desaparecer.
Me alimento
con la danza,
como un
derviche girando
en penumbra
de esperanza
la tristeza
vadeando.
Los muebles
de este salón
son mi
público callado
estallará la
ovación
en un
silencio apagado.
Y, cuando la
lluvia cese
yo dejaré de
girar,
descansaré
de mi danza…
sólo me
queda esperar.