La
belleza me causa admiración
y una pequeña envidia muy malsana
pues
pienso de la noche a la mañana
por
qué a mí me privaron de tal don.
Y
me causa tristeza y confusión
que
el reparto se hiciera con desgana:
a
esta le doy la perfección humana...
y
para esa... un hermoso corazón.
Intentando
el consuelo nos decimos
que
el real atractivo está en el alma
y
que el otro es efímero y se muere.
Así
a esta falacia nos asimos
sufriendo
la carencia con más calma:
El
que no se conforma es que no quiere.
Es verdad, a las poco agraciadas se les suele decir que son muy buenas personas...¡qué malos somos!. De todas formas es cierto que a los ciento cincuenta años todos nos parecemos, los guapos y los feos, pero creo que eso no a todos nos sirve de consuelo...
ResponderEliminarDe la estructura del soneto no te digo nada porque seguro estoy que ya te lo han diseccionado en Mono los expertos.Lo importante es que sigas componiéndolos.
Un abrazo Eratalia
Gracias por pasarte por aquí, estimado amigo. Tus visitas se agradecen.
EliminarUn abrazo.
En efecto, esa es la excusa, que somos bonitas por "dentro".
ResponderEliminarSon refrescantemente humorísticos tus versos.
Besos
Gracias por tus palabras Estela.
EliminarUn abrazo para ti.