Pintura de Francine Van Hove |
Un
delicioso té, un libro abierto,
de
porcelana un cuenco entre las manos,
placeres
muy pequeños y livianos,
con
los que ,sin embargo, me divierto.
No
es nada de importancia, pero es cierto,
estos
son mis deleites cotidianos,
siempre
están a mi alcance, tan cercanos,
que
en un rito diario los convierto.
El
tiempo se detiene y permanece
anclado
a mi costado; es la magia
de
crear un instante grato, intenso.
Opino
que un soneto se merece;
vuela
la fantasía y me contagia
convirtiendo
lo nimio en algo inmenso.
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