Había un
pequeño fantasma
que vivía en
un gran castillo,
era
simpático y pillo,
aunque fuera
un ectoplasma.
De aquel
castillo encantado
se escapó
por la ventana,
dio tres
vueltas de campana
y acabó algo
mareado.
Cuando
aterrizó en el suelo
y se vio
libre por fin,
se fue
volando al jardín
y allí se
encontró a su abuelo.
Abuelo y
nieto se fueron
buscando un
mundo irreal,
lo
encontraron al final
y ya nunca
más volvieron.
Precioso poema infantil.Seguro estoy que a tus alumnos les va a encantar.
ResponderEliminarSaludos Eratalia.
Bueno, hasta ahora nunca le he dicho a mis alumnos que yo haya escrito nada... Siempre me ha dado vergüenza... Ya veremos.
ResponderEliminarGracias por venir.
Un abrazo.
Bonito poema y cuento. Así me gustan los fantasmas: alegres y saltarines ¿por qué tienen que ser tristes, malos y feos?
ResponderEliminarSalud y ventura.
Pero qué lindo poema!
ResponderEliminarMe ha encantado su historia, linda!
Un abrazote.