¡A LA PLAYA!





En la orilla empezaba a chapotear
entonando una alegre cancioncilla,
me sentía feliz como chiquilla
que por primera vez entra en el mar,

y mi madre me dio para almorzar
un rico bocadillo de tortilla
que me comí, ligera cual ardilla
pues quería después irme a bañar.

Pero acabé y ¡qué desilusión!
No me dejó meter ni un pie en el agua
pues tenía que hacer la digestión.

La cosa no admitía discusión,
sudando como herrero en una fragua
la orden acaté sin dilación.

¡Menuda diversión!
Por la noche mi cuerpo entero ardía
y de la espalda fuego me salía.




.....

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