LA ALPARGATA




 Se me ocurre hoy hablar de la alpargata,
un tema sin ningún romanticismo,
ni imagino que induzca al fetichismo
ni que se lleve bien con la corbata.

 Es mentira si digo que arrebata
o desprende a su paso gran lirismo,
no es por cierto un dechado de erotismo
sino más bien vulgar, fea y barata.


Y que conste que nada en contra tengo
de un calzado tan cómodo y tan práctico
puesto que es agradable y placentero,

y aunque no sea rancio su abolengo
me parece bastante profiláctico
y yo, al tacón de aguja, lo prefiero.

2 comentarios:

  1. Con un soneto así, la alpargata acaba de ascender a la categorías de calzado aristocrático por lo menos.
    Bravo Eratalia. Directo, natural y correctísimo ( incluidas esas incómodas esdrújulas de los tercetos), como debe de ser todo soneto.
    Me quito el sombrero y las alpargatas...

    Abrazos y felices vacaciones de Semana Santa.

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  2. Si la montaña no va a Mahoma es justo que Mahoma (o su representante Don Rodrigo) venga a visitar la montaña y, de paso, disfrutar de sus amenos rincones. Este soneto no te lo conocía. Como dice mi admirado Jerónimo, también -o sobre todo- un objeto tan humilde y popular, que tanto usé cuando niño, debe de alcanzar con la poesía su cuota de inmortalidad. Y quien mejor que la mejor poeta popular de estos lares. Un cordial abrazo (o besibrazo, si se admiten) de tu incondicional amigo.
    rodrigo-miguel

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